Situado en la cabecera de un valle del interior de Cantabria atravesado por el rio Besaya, Arenas de Iguña se extiende por una superficie de 86Km2 entre los municipios de Anievas, enclavado munto al valle de Toranzo, y los Tojos, con el que limita por el oeste. Recoge por su flanco este las aguas del último tramo del río Casares y en su sector occidental abarca la ámplia y abrupta área comprendida entre Cotero Alto y el pico Navajos, que forma parte del Parque Natural Saja-Besaya. Por su territorio discurren numerosos arroyos que, desde el barranco del río de los Llares, descienden para alimentar al arroyo de Valdeiguña.
Numerosos restos de castros cántabros y campamentos romanos han sido descubiertos sobre las líneas de montañas que enmarcan el municipio y testimonian la importancia estratégica de este lugar, ubicado en una de las rutas más frecuentadas entre la costa cantábrica y la meseta Castellana. La milenaria presencia humana en el valle de iguña queda patente en su rico patrimonio, que incluye uno de los pocos ejemplos de arquitectura mozárabe de la comunidad, la ermita de San Román de Moroso, varios ejemplos de pintoresquismo decimonónico de Cantabria: el palacio de los Hornillos.
El municipio, escenario de la novela El Camino, de Miguel Delibes, cuenta con una población de más de 1.900 vecinos y está localizado entre los núcleos de Los Corrales, Torrelavega y Reinosa, en los cuales trabajan buena parte de sus habitantes. Este hecho ha favorecido a Arenas de Iguña, que no ha visto su paiaje afectado por infraestructuras fabriles, sino que ha centrado su economía en las actividades agropecuarias.